Jean Genet. "El condenado a muerte"

Esta tranquilo, agitando suavemente su cafe, mirando pasar a la gente desde su mesa en un local de Montparnasse, en París. Nadie puede imaginar que este discreto parroquiano de 27 años, medio elegante y medio bohemio, se escapó de la casa-hogar donde fué abandonado al nacer, pasó parte de su adolescencia en la cárcel y ahora es buscado por desertar del ejército. En el bolsillo de su saco guarda un ejemplar de la poesía de Rimbaud, y como el poeta vidente, también ha estado viajando a pie por destinos como España y la Europa central. Se levanta, camina hacia su casa, no muy lejos de ahí, cerca de la Plaza Pigalle, un barrio donde abundan los travesti y donde la renta es más barata por eso. Su deseo ahora es marachar a Africa. entrar por Argelia y de ahí al Congo. No sabe cuando realizar ese viaje, quizás a fin de año. Ya es de noche cuando llega a Pigalle. La cerveceria de la plaza esta llena de clientes y aún luce animada. Jean Genet entra en ella para que la noche pasé rápido y para que las ideas fluyan libremente con una cerveza. A fines de 1938 nos encontramos con que Genet ha sido arrestado en Marsella. No es un robo el motivo, sino unos papeles a todas luces falsos que ha presentado en el puerto de camino a Africa. La policía revisa su expediente y no es dificil descubrir el asunto de la deserción. Es entonces trasladado a una prisión especial, "La Santé", donde tiene que comparecer ante dos tribunales, uno civil y otro militar. Genet deduce que su condena puede variar de uno a cinco años. En la cárcel los recuerdos lo invaden.Su arresto anterior, los viajes, y de pronto siente deseos de escribir. Curiosamente encuentra su celda ideal para hacerlo. Le escribe a una amiga: "aquí estoy solo. Mi celda es grande y limpia y estaría encantado si no fuera por un intenso frio que comenzó a manifestarse hoy...probablemente me juzgarán dentro de doce días". Pero el empuje definitivo a la escritura lo obtendrá de sus compañeros. Entre los detenidos hay uno que escribe poemas a su hermana, poemas que ha Genet le parecen cursís e idiotas. Irritado, les dice que él sería capaz de otro tanto. Los presos aceptan el desafío y Genet escribe "El condenado a muerte", que les lee un día. Sus primeros críticos escuchan la lectura silbando y haciendo bullas. Uno de ellos le dice "versos como esos los hago yo todos los días". Cuando sale de la cárcel años después, se encuentra con una Francia ocupada por los nazis. Con todo, espera seguir trabajando el poema, que publica por su cuenta en 1942. El condenado a muerte deslumbra a Jean Cocteu, quien se encargará de "descubrir" a Genet mas tarde.